CAPITULO I.- CRITERIOS Y OBJETIVOS

EL TERRITORIO DE LA CIUDAD.

Cuando en esta última década de análisis y proyectación urbanística se utilizaba la dualidad del término "urbanismo urbano" para definir el proceso histórico del planeamiento en España a principios de la década de los 80, se ponía el acento sobre la revisión de las alternativas que se estaban produciendo en aquellos años en cuanto a la resolución de los problemas de la forma urbana que la modernidad tecnocrática de los 60-70 había obviado en sus postulados, y que la visión, mas crítica y exigente, de los 80 replanteó con nuevos códigos, métodos e instrumentos de análisis, de proyecto y de gestión pública.

La manera de hacer de toda esta nueva generación de planes urbanísticos, ha dejado toda una impronta disciplinaria que se ha ido consolidando a lo largo de todos estos años, al menos en los que han sido redactados dentro de la tradición mas profesional del urbanismo. De ella, han quedado cuestiones que han encontrado su madurez y su arraigo en la investigación teórica y práctica del planeamiento, y otras que siguen siendo temas pendientes a pesar de las buenas intenciones expuestas en la práctica urbanística de esos años, bien por razones de jerarquización de las necesidades de dicha etapa o bien porque la investigación teórica no había resuelto, ni siquiera planteado, problemas y necesidades que surgirían posteriormente.

Temas como los conflictos funcionales surgidos de nuevas estrategias y necesidades económicas, las nuevas formas para las nuevas funciones o la redefinición de las antiguas, los nuevos equipamientos y la distribución de los mismos, los nuevos modos de crecimiento o de no crecimiento (el vacío y el paisaje como sujeto del proyecto), el territorio de la periferia y del no urbanizable, las grandes infraestructuras territoriales… entre otros, son temas que la generación de planes de los 80 dejaron a medio resolver, cuando no a relegar, por otras necesidades más inmediatas y que posteriormente se han ido incorporando y profundizando en su desarrollo.

Hacemos referencia a la revisión del concepto del territorio como proyecto, su diverso tratamiento e introducción como sujeto dominante y director del entendimiento de las ciudades, sus crecimientos, sus usos y sus formas, negando su anterior consideración como excusa superestructural o megaurbana, o como coartada para la mera translación de la economía difusa y flexible.

La elección, coordinación y "saber hacer" en las diferentes escalas del planeamiento, se convierte en una importante clave para afrontar los distintos problemas que exigen una precisión y una selección que sólo desde cada una de dichas escalas puede resolver.

La reflexión urbanística territorial que hoy reclamamos, supera aquella figura burocratizada del esquematismo metropolitano fuertemente desarraigado de la realidad y ajena a la ciudad, que con frecuencia se excusó en la dificultad de la propia metodología como si tal abstracción pudiera reclamar el atributo científico del hecho urbano.

La necesidad del papel del territorio en la construcción de la ciudad, señala un proceso de transformación importante que provoca el redimensionado y nueva visión de los problemas y el arranque de nuevas actuaciones que señalan los nuevos tiempos y la nueva escala.

Estamos ante una situación más abierta en la que los cambios de la dinámica económica y de urbanización deben ser interpretados desde ángulos diversos nada homogéneos, que en conjunto nos ofrecen una trama suficientemente capaz y atractiva donde asentar nuevas propuestas y reconducir viejos problemas.

Procesos como el de la territorialización de la ciudad y sus nuevas centralidades (de la "ciudad amurallada" a la "ciudad-región"), la movilidad generada por las nuevas infraestructuras y la transformación territorial que han generado sus comunicaciones y desplazamientos, las estrategias y los nuevos lugares de producción, la transformación de los modelos tipológicos residenciales más acordes con la demanda social (de la rigidez de la "manzana" a una relectura más flexible de la "ciudad jardín"), de los nuevos espacios públicos dedicados al esparcimiento y turismo, del paisaje entendido como proyecto urbano y territorial…., son algunas de las múltiples cuestiones pendientes que será necesario solucionar en esta nueva generación de planes generales.

Hoy comenzamos a tener conciencia de que algunos conceptos y formas adoptadas a lo largo de esta última década, no solamente no han conseguido en su totalidad las prometidas respuestas a los complejos problemas planteados, sino que además se encuentran hasta cierto modo incapaces de plantear una visión más abierta a las realidades o tendencias actuales.

Procesos como el de "centralidad" de desplazamiento, de comunicación e infraestructuras, de nuevos lugares de producción, de renovación de los modelos residenciales, del esparcimiento y turismo..., no sólo están sufriendo cambios significativos, sino que plantean propuestas espaciales y arquitectónicas probablemente diferentes a los paradigmas anteriores. Al concepto finito de ciudad amurallada hay que oponer como hipótesis la "ciudad territorial", incluyendo componentes que todavía quedan olvidados en la reflexión urbanística, como las "periferias", los territorios de lo urbano, los paisajes, las infraestructuras, las áreas de protección, el discurso medio ambiental…, partes dominantes y quizás más dinámicas de la nueva ciudad. Al concepto nuclear de centro, como imán de todas las funciones comerciales y del terciario avanzado, hay que oponer, debido a las actuales formas de desplazamiento y de comunicación, la hipótesis de red o redes de centralidades estructurantes del territorio, diversificado en sus múltiples componentes (parques, campo, equipamientos, ciudades, periferias,...) y que está cambiando en cada momento, de funciones y/o contenedores.

Lo cierto es que si no nos esforzamos por entender, desde las diversas disciplinas que actúan sobre el espacio, las formas tendenciales de las nuevas realidades, tampoco será fácil encontrar nuevos modelos funcionalmente adaptados y culturalmente significativos que puedan sustituir a los anteriores y constituir nuevos sistemas de formas generalizables.

El hecho de que sean la diversidad y no la homogeneidad, o la discontinuidad y no la compacidad, algunos de los hitos de las actuales formaciones urbanas, determina que uno de los primeros desafíos que se plantean en esta nueva etapa sea el de significar este espacio del territorio colectivo de lo urbano, el territorio público.

 

DE LA PERPLEJIDAD, A LA LUCIDEZ DE LA CIUDAD.

La experiencia nos indica que en las ciudades de una determinada escala media los problemas no pueden, ni deben, ser exclusivamente resueltos mediante el mecanismo clásico de la continua revisión urbanística del modelo urbano de la ciudad, como ha sido usual en estos últimos años. La ciudad, por tanto, no puede soportar este repetitivo proceso de revisión de un modelo estructural ya consolidado, cada vez que pretendemos resolver o incorporar nuevas propuestas de desarrollo o mejora de la ciudad.

Y ello más aún, cuando ya en la primera generación de revisión de Planes Generales de los años 80 se definieron los modelos estructurales que han soportado con suficiente corrección sus transformaciones y crecimientos urbanos, como sería el caso del vigente Plan de Córdoba de 1986.

En este sentido, sería necesario plantearse otros modos de hacer y actuar en la ciudad cuando ya desde la histórica revisión del planeamiento de los años 80 se modificaron sus condiciones de producción, respondiendo con más acierto a los problemas que se diagnostican y a los propios condicionantes del sistema sobre el que queremos intervenir: adaptación parcial del modelo, simples modificaciones de algún aspecto de la normativa o de la ordenanza que no afecten a la estructura de dicho modelo, guía de recomendaciones, mejora del aparato de gestión y de criterios más ágiles administrativos, mejoras de infraestructuras, propuestas sectoriales industriales, residenciales, turísticos o medio-ambientales, proyectos puntuales, y principalmente aquellas cuestiones pendientes de carácter territorial que especificábamos en el anterior apartado.

Dependerá bastante de la madurez y consolidación del modelo, de su fragilidad y solvencia económica o de sus avatares y conflictos históricos, y del modo y capacidad en que han sido resueltos, para que podamos indicar la necesidad o no de revisión del modelo.

En definitiva, planteamos como mejor alternativa la que tomaría aquel buen relojero que corrige, ajusta y adapta sólo aquellas piezas necesarias para que el reloj mejore su funcionamiento, antes que proceder a desarmar la totalidad de sus piezas con los graves inconvenientes de la incertidumbre de volver a armarlo.

Parece razonable, por tanto, que cada vez más ajustemos la forma y el proceso de la solución propuesta al tipo de sistema y problemas urbanos que tengamos. Una vez definida y asumida una correcta estructura general del desarrollo de la ciudad, como sería en el caso de Córdoba con su actualmente vigente Plan General, no necesitaríamos nuevas e injustificadas revisiones generales del modelo que, en muchos casos, no nos lleva a otro destino que a enmascarar los problemas reales, generando una cierta confusión e inseguridad poco aconsejable en este tipo de procesos.

En definitiva, se intenta que la propuesta que se pretende plantear sea lo más ajustada posible al tipo de problema, al objetivo deseado, sin perder su carácter útil, flexible y abierto que requiere un proceso de este tipo. Nuestras respuestas no pueden reflejar el movimiento pendular típico de la tiranía grandilocuente pública ni privada: el "protagonista" no es en todo caso el documento administrativo del planeamiento, sino la realidad basada en el conocimiento de la ciudad y la actividad de sus propios habitantes que la legitiman y definen como un auténtico espacio de consenso colectivo.

Todos los esfuerzos que desde el planeamiento vayan encaminados a obtener estos objetivos de consenso y a romper rigideces, ortodoxias y "cuellos de botella", serán buenos para el desarrollo de un mercado urbano contemporáneo que exige cada vez más de estas características. No es cuestión de desregularizar o liberalizar el mercado del suelo, como panacea de todos los males, sino más bien de actualizar los modelos urbanos y sus economías, de flexibilizar las formas, y viabilizar sobre todo la gestión de producción de ciudad.

Cualquier pensamiento urbanístico afincado en la "certeza absoluta" de sus puntos de partida, como único postulado analítico de resolución de problemas, caería en el error clásico de los tan manoseados discursos dogmáticos y monolíticos. En este supuesto, el planeamiento se convierte en un monólogo esterilizador, cerrado en sí mismo, incapaz de generar un "dialogo solidario".

En nuestro trabajo de Córdoba, al rastrear los problemas a los que la ciudad pide respuestas desde el método urbanístico, entendido éste como aquél encargado de elaborar las condiciones de "lucidez" de la ciudad, nos encontramos como referencia formal histórica en su estructura urbana tradicional y moderna con un modelo urbano consolidado, necesitado en este final de siglo del planteamiento de una reflexión sobre sus oportunidades económicas y territoriales para los próximos años. En definitiva, un documento que a modo de "guía" sea capaz de aportar soluciones y respuestas a problemas concretos y oportunidades de desarrollo en este importante salto cualitativo al próximo siglo XXI.

 

NUEVAS OPCIONES PARA LOS PROCESOS DE INTERVENCION EN LA CIUDAD DE CORDOBA.

Después de más de quince años de desarrollo del vigente Plan de Ordenación Urbana de Córdoba, podemos comprobar que la intervención urbanística puede ser capaz, una vez más, de afrontar la responsabilidad que le corresponde "objetivamente" de reflexionar sobre la ciudad "real" de la Córdoba heredada del vigente Plan, o al menos que es capaz de asumirla, mejorarla y adaptarla a las nuevas condiciones de producción partiendo del modelo de ciudad heredado, que es de lo que se trata en este trabajo que aquí presentamos.

Hemos de reconocer que Córdoba, incluso a pesar de algunas situaciones heredadas a lo largo de su historia, ha sido capaz de desarrollar buenas soluciones integradas que han dado respuesta a los problemas que la ciudad ha padecido. Que ha podido plantear caminos de razón urbana en su territorio ancestral. Que ha sabido poner en marcha procesos urbanos a pesar de obstáculos extremistas que han acechado el "qué hacer" de la ciudad.

Esta capacidad concreta, imaginativa, racional, se enraíza en su tradición, en su memoria y también, sin duda, en sus contradicciones urbanas y sociales. Pero por encima de todo, deberíamos entenderla desde el asentamiento de una razón urbana consensuada: "auténtica y autóctona." Sin olvidar a este respecto, que auténtica no quiere decir perfecta, ni autóctona cerrada. Por definición, la razón urbana siempre es perfectible y abierta; su camino una reforma permanente.

La razón urbana no puede estar acabada en sí misma, precisamente porque es un sistema pluralista basado en la aceptación del conflicto como factor esencial de su evolución y desarrollo. No es bueno, por tanto, prefigurar modelos acabados o cerrados que respondan a la búsqueda de la razón urbana de una ciudad. Que el modelo de Córdoba esté consolidado, no quiere decir acabado, sino muy por el contrario capaz de seguir asumiendo oportunidades y propuestas, de ahí su consolidación y madurez.

El proceso que hoy se pone en marcha tiene la intención de constituirse en una de las más importantes iniciativas urbanas y territoriales para la Ciudad de Córdoba en este final de siglo. Y ello es así, no sólo para Córdoba-Ciudad en su sentido mas estricto, sino principalmente para todo su ámbito territorial en su relación no sólo con el territorio regional, sino también con el nacional e internacional. De ahí, que quisiéramos insistir en la necesidad de seguir aportando opciones nuevas al modelo, fabricando ficciones capaces de hacerse realidad y que funcionen como verdades, que se encarnen en la realidad de una ciudad como Córdoba que las necesita para dar ese salto cualitativo al siglo XXI.

Ahora bien, aunque parezca a primera vista paradójico, esta particularidad de fabricar "realidades ilusorias" o "ilusiones reales", lo que no es otra cosa que proponer proyectos de futuro anclados en la "razón urbana" ,es uno de los rasgos propios de la acción urbanística, cuando ésta, al menos, se propone lo que este documento intenta, mejorar la realidad urbana y no solo administrarla pragmáticamente o legislativamente.

LA TERAPEUTICA DEL PLAN O EL COMO ACTUAR

Creemos que esta manera de entender el nuevo documento que aquí proponemos para Córdoba, en sus aspectos más metodológicos o en el sentido del método aplicado, nos conduce a plantear actitudes "terapéuticas" en la práctica de la urbanística, apreciando y escogiendo las oportunidades de cualquier tipo, sean éstas proyectuales, económicas, turísticas o paisajísticas sobre los "lugares" del territorio de la ciudad.

Al hablar de las "oportunidades" de la ciudad y su territorio urbano, nos estamos refiriendo por una parte a la reordenación de algunas de las mal construidas y formalizadas piezas preexistentes, y por otra parte a la definición de otras nuevas que las completarán coadyuvando a su puesta en valor estructural en relación con la ciudad.

Esta actitud del Plan, terapéutica en sus análisis y fragmentaria en su forma, ajena a la afección del "todo" como única manera de resolver problemas (porque entendemos que Córdoba tiene ya definido su modelo global), no quisiéramos que se entendiera como una aceptación no crítica de las propuestas proyectuales emanadas al margen de la ciudad, ni otras actitudes más cercanas a la "monumentalización" simbólica de nuestras ciudades con el bondadoso interés de redimirlas, al darle más protagonismo al proyecto arquitectónico o a la pieza urbana que a la visión unitaria y global de la ciudad.

Por lo que apuesta este documento, es por una actitud nueva en el entendimiento del crecimiento de nuestras ciudades, en el tratamiento de lo "periférico", al tratarlos como lugares positivos del territorio urbano, una nueva manera de relacionar la urbanística con el espacio y el proyecto. Por tanto, los proyectos del Plan arrancan de la compresión del espacio geográfico, del "lugar" (de cada concreto lugar), de la más amplia variedad y diversidad en la definición de funciones del programa de opciones de futuro de Córdoba. Este es un argumento de economía y de forma, que tiene que ver con las afirmaciones estructurales de la "ciudad abierta", capaz de enfrentarse al futuro desde una amplia gama de opciones y de una economía "ad hoc" para ella.

Los procesos económicos de Córdoba tendrán que ver con la concepción de sus futuras formas. ¿Qué sentido tiene hoy en día concebir economías restrictivas, cerradas, compactas...?. En este sentido, la economía necesitará en un futuro inmediato adaptarse a las nuevas formas, a los nuevos entendimientos de los procesos tecnológicos: flexibles y abiertos, ajenos a las economías dominantes en las tradicionales ciudades compactas nacidas de las primeras revoluciones industriales. Este documento que aquí desarrollamos, intenta reconocer en las leyes de transformación de la ciudad las leyes de desarrollo de su economía.

Por tanto, Córdoba necesita potenciar y generar nuevos procesos económicos autóctonos y autónomos en su concepción como iniciativas de sus dinámicas de gestión, no en sus capacidades competenciales que deben tender a ser lo más universales posibles. Esto significa a escala urbanística imaginar "tipos" de establecimientos o modelos urbanos autónomos, bien como nuevos modelos industriales o hábitats "garden" diferenciados de los modelos residenciales excesivamente cerrados tan lejos de la actual demanda social.

Necesita elaborar e investigar en los modelos autónomos de escala intermedia y en los espacios de hábitats e infraestructuras heterogéneas, que adquieran fuerza como paradigmas de una nueva estructura urbana y territorial.

Y todo ello, expuesto sin el sentimiento de obsolescencia que significa como alternativa urbana esa gran virtud de la ciudad tradicional que es el continuo unificado, y compacto globalizador, sino más bien como concepto de modernidad, de diversidad respecto a la regularidad clásica, a la economía más dependiente y menos competitiva.

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Figura 1. Córdoba y su Territorio: los elementos físicos que conforman la arquitectura de su Territorio y las Tendencias de su crecimiento urbano.

 

CENTRALIZAR TERRITORIALMENTE CÓRDOBA.

Aparece en nuestros días un proceso real de dualidad del territorio: centro-periferia (parte activa-parte pasiva), que habría que superar. Cuanto más cualificados focos de centralidad seamos capaces de generar en estas periferias, potenciaremos más procesos ideológicos de globalidad y de articulación territorial. Y Córdoba tendría que asumir formar parte de este proceso ideológico, rompiendo esta dualidad e identificándose con una nueva centralidad territorial.

Había una época en que la geografía económica coincidía con la geografía del territorio, donde un determinado sistema económico dependía básicamente del territorio en el que se reproducía dicho sistema. Hoy día ocurre, que la pérdida de articulación y la profundización cada vez más dual de la economía posibilita que la geografía económica no coincida con la geografía del territorio, es decir que el sistema económico deja de ser menos dependiente del territorio en el que se produce, debido a que las economías urbanas se producen en otros sistemas, en otras ciudades.

Y lo que esto provoca -y es lo que nos preocupa y por tanto lo que debemos evitar y de ahí la continua insistencia del discurso del Plan- es que en esta situación hay territorios que dejan de interesar, que se quedan fuera del sistema, se puede decir que son territorios que se expulsan, espacios que se abandonan. Y estos son fenómenos que debemos evitar "positivando los territorios periféricos".

Córdoba puede y debe jugar un papel importante en esta lucha contra los anacronismos económicos, no dejándose llevar por los procesos postindustriales sin asumir un papel en las nuevas reglas del juego territorial, y que no puede ser otro que el de generar nuevas centralidades, reinvertir periferias. Por tanto se tratará mediante el Plan de "centralizar" Córdoba en el mercado nacional e internacional, para lo que será necesario superar la actual óptica de "dependencia no solidaria", de lejanía, de marginalidad, de explotación, características negativas de esa centralidad dominante comentada.

 

LOS LUGARES ESTRATEGICOS.

La economía cordobesa está dando muestras, y dará más en los próximos años, de una nueva vitalidad que puede favorecer y estimular nuevos factores y formas de crecimiento, si realmente somos capaces de dotar de capacidades competitivas endógenas al modelo territorial de Córdoba. Objetivo del Plan sería abrirse a esos nuevos retos que propiciarían la recuperación de la "centralidad periférica", aunque con claves muy distintas a las producidas en las décadas anteriores. El momento actual representa una buena coyuntura para planificar las tensiones que estos cambios pueden comportar, las oportunidades que se abren paso y los nuevos cambios en la naturaleza y las reglas del mercado.

Esta situación, como ya hemos comentado en apartados anteriores, apunta a crecimientos territoriales más complejos y a una progresiva maduración del sistema urbano, lo que nos obliga a reconducir ciertas claves del planeamiento de los ochenta para evitar algunos estériles debates. En este sentido, necesitaríamos formular y dinamizar la formación de nuevos mercados con capacidad de "globalidad", al igual que otras ciudades están generando en Europa, y a la vez localizar los "espacios estratégicos" en los que las empresas puedan instalarse, comprar, distribuir y producir insumos que necesitan para su desarrollo.

Estamos asistiendo a un fenómeno diferente del comercio clásico que respondía y era el concepto principal de la economía. Hoy día están apareciendo otros mecanismos y nuevas modalidades de actividad económica que se asientan en esos "lugares estratégicos" de nuestras ciudades.

Así pues, la ciudad se convierte por si misma en un espacio estratégico competitivo, en un territorio más internacionalizado, que funciona cada vez más dentro de un sistema que genera precisamente el conjunto de estos espacios estratégicos territoriales.

El sector de la exportación adquiere un papel clave como instrumento activo de los cambios requeridos para el crecimiento y el desarrollo urbano, es el punto de contacto entre la economía internacional y la local, presumiéndose que las fuerzas económicas internacionales son más poderosas y autónomas que las locales. La consigna sería: "en la medida en que las actividades de exportación marchen, toda la economía local marchará".

Una caracterización típica del proceso de crecimiento urbano, al menos tal como ha sido considerado en la reflexión de la geografía regional y planificación urbana, es la importancia que para el conjunto del número de trabajadores de una economía local tiene la asistencia de una tasa importante de trabajadores en la exportación. No es éste el sitio de entrar en la controversia sobre qué sector de actividad "mantiene" a quién, lo único que pretendemos destacar es la importancia de la "base de exportación" como elemento sostén de la economía local y de la propia ciudad, que en el caso de Córdoba adquiere una especial importancia.

Una economía urbana "per se", basada en ventajas económicas naturales o persistentes (que en Córdoba podría ser su nudo ferroviario y de comunicaciones, su posición territorial estratégica, su cualificada oferta de servicios...), puede dar nacimiento a actividades de exportación absolutamente nuevas o ampliación de las existentes, potenciando y ampliando lo que a nuestro entender debe ser uno de los objetivos básicos del futuro competitivo de Córdoba, mejorar su base exportadora a través de la nueva propuesta que se plantea del "Eje Productivo" de la ciudad fortaleciendo su vinculo con el eje del Guadalquivir, en su articulación con el centro de la Península, Andalucía y Mediterráneo.

Unos objetivos que se materializarían con las nuevas propuestas del nuevo Aeropuerto (una ciudad que no se integre en las redes del transporte comercial del aire difícilmente entrará con buen pié en el siglo XXI) y conexiones viarias que se exponen en los siguientes capítulos, convirtiendo a la ciudad de Córdoba en auténtico "centro logístico" de magnífica posición estratégica territorial.

En definitiva, Córdoba necesitará generar lugares de producción y distribución con una cierta especialización, que se constituyan en elementos centrales con capacidad de coordinación y control de su sistema económico. De ahí que los lugares y usos estratégicos que diseña el Plan deben sentirse y convertirse en auténticos dinamizadores de las "capacidades de coordinación" económicas en el mercado.

Nos encontramos en una época en la que los mercados juegan un papel muy estratégico; se convierten en elementos que centralizan el territorio en el que se pueden dar toda una combinación y mezcolanza de actividades: residenciales, industriales, turísticos... etc.

En este sentido, planteamos la necesidad de expandir las funciones centrales dado el desarrollo de las comunicaciones y las telecomunicaciones, planteando mayores centros de coordinación y difusión; y Córdoba no puede ser ajena a estos nuevos procesos territoriales y dispone de opciones para ello. De ahí que una parte importante de los esfuerzos del Plan vayan encaminados a "centralizar las periferias" del territorio de Córdoba, diseñando los lugares que ofrecen las mayores posibilidades de rentabilidad y atractivo urbanístico de potenciar el modelo urbano y territorial de la ciudad.

 

EL PLAN COMO CONJUNTO DE ESTRATEGIAS.

La idea, más bien reciente, de que la historia de la Ciudad Moderna demuestra que de las utopías urbanas figurativas sólo se efectúan fragmentos, pone en valor la idea del proyecto (sobre todo del proyecto de escala intermedia) como un poderoso medio instrumental para el conocimiento y la intervención en la ciudad, llegando incluso a la consideración que sólo desde la práctica del proyecto sea posible comprender los distintos atributos de una ciudad.

La idea de que la ciudad se construye a fragmentos, ha llevado a la consideración de que un Plan puede ser un "conjunto de proyectos". Y algo de verdad puede haber en esta afirmación, sobre todo si tenemos en cuenta que en último término el problema del proyecto es el problema de la ciudad.

Esta revalorización del fragmento, que nuestro documento de Plan asume y desarrolla en su puzzle territorial, descubriendo vacíos, discontinuidades, contradicciones... ha sido también matizado. En este sentido, deberíamos precisar que un Plan no es simplemente un conjunto de proyectos sino un "conjunto de estrategias" definidas en "proyectos estratégicos". Intervenciones capaces de dinamizar procesos, coordinar elementos territoriales o urbanos, difundir ideas de ciudad y territorio.

No es cualquier proyecto el que resuelve los problemas de la ciudad, sino determinados proyectos estratégicamente seleccionados, situados y desarrollados, que en conjunto serán capaces de dotarse a sí mismos y a la ciudad de dinamismo, coordinación y difusión.

 

MEJORAR EL MODELO URBANO Y TERRITORIAL DE LA CIUDAD.

Uno de los principales objetivos que se plantean en este documento de Plan, será la necesidad de desarrollar nuevas alternativas urbanísticas que sean capaces de concretar y seleccionar los nuevos procesos de transformación y crecimiento que requiere la ciudad en su búsqueda de nuevas opciones de futuro y diferentes escalas de intervención.

Es evidente que hoy la Ciudad de Córdoba, vive una profunda búsqueda de definición de sus capacidades de futuro. Su situación actual, le ha llevado a una encrucijada de necesaria clarificación, de entendimiento de sus opciones contemporáneas en términos de estrategia económica y territorial, y de unificación de su imagen. Así pues, las propuestas que para Córdoba aquí se plantean, pretenden ser un medio de abrir y de fomentar el desarrollo de sus oportunidades y buscar nuevas posibilidades que precisamente supongan un esfuerzo de reflexión por clarificar las opciones contemporáneas y de futuro potenciando el modelo definido por el vigente Plan de Córdoba.

No obstante, entendemos que estas ideas no se centran en la cantidad agregada de usos, de "cosas"; no es éste el modelo de la propuesta, y sí lo es la intensidad cualitativa de las actuaciones y, sobre todo, el modo en que éstas se implantan en la ciudad y en su propio "tejido territorial", objeto específico de nuestras propuestas en sus diferentes escalas de intervención.

En todo caso, solo en la dinámica que genera un nuevo modo de "hacer las cosas" se podrá alcanzar la solución de parte de los problemas que presenta actualmente la Ciudad de Córdoba. El acierto de los proyectos difícilmente podrá asegurarse si no es en el marco de este proceso que ha de ser soportado desde la capacidad administrativa y de los agentes empresariales y sociales implicados.

El intento de propuesta global que aquí se hace, será ofrecer diferentes alternativas a distintas escalas, suficientemente atractivas para que la típica y tópica discusión sobre "aprovechamientos" (cantidades y derechos) pueda pasar a un segundo plano dentro del contexto justificativo global de la operación. Así es como la discusión sobre el anterior aprovechamiento y las condiciones de partida, cobra sentido.

De modo que, sin generar situaciones propositivas radicales, las diferentes propuestas que desde este documento se plantean intentan reconocer su vocación de ajustar la fiabilidad de las piezas que desarrolla con un ánimo positivo en la economía de la producción de ciudad, desde formas que entendemos acertadas arquitectónicamente y posibilitas productivamente. Desde este enfoque, la discusión sobre los aprovechamientos, su "cuanto", adquiere otra discusión y otro carácter, más ligado al modo de producción y forma del modelo económico urbano que se pretende desarrollar. Hay, por tanto, una opción explicitada a lo largo de todo el contenido de la propuesta, como estrategia de la misma: cualificar su oferta. Esta cualificación propositiva en nuestro caso, no es solo una necesidad para renovar su modelo económico, sino además un "hecho" innato necesario en la propia concepción del modelo urbano y territorial que se pretende plantear en este documento.

Este tipo de planteamiento urbanístico posibilita la total desaparición de la incertidumbre y ambigüedad en el cómo "hacer realidad" el contenido de las ideas, tanto al ordenar el marco legal y físico general en que se va a mover el mercado, como respecto a qué nuevos productos de inversión se van a dar, cuántos, dónde y cómo el municipio está dispuesto a reconocer como de interés. Estas oportunidades, así puestas en valor, se convierten en piezas claves de la configuración del espacio urbano de la ciudad. El conjunto de las propuestas reconocen como suyos estos productos y los explícita con la importancia que tienen sobre los planos y en su marco normativo, haciéndolos posibles y posibilitando su ejecución.

En resumen, se trata de mejorar y potenciar el modelo urbano y territorial que demanda la ciudad en sus opciones de futuro. Un modelo que se basará en la importancia excepcional que tiene su propio enclave geográfico. Las propuestas que aquí se desarrollan nacen desde el conocimiento de dichos valores urbanos y territoriales y de su propia relación estructural, garantizando así la compresión y la potenciación que requiere la articulación de la ciudad con su "lugar".

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Figura 2. Posición de Córdoba en los grandes ejes de organización Territorial.

LAS PROPUESTAS DEL PLAN.

Partiendo de las diferentes escalas de los problemas urbanísticos que se plantean en la ciudad, se han diferenciado una serie de intervenciones con el fin de seleccionar estratégicamente sus diversas ofertas y objetivos, y plantear así sus correspondientes criterios de ordenación espacial y organización funcional que requieren los distintos sectores en donde se ubican.

Son propuestas que nacen desde la reflexión conjunta, político y técnica, y desde el conocimiento de los diferentes problemas a resolver en la ciudad, partiendo del análisis de la información consultiva realizada durante la redacción técnica de este documento con todas las partes implicadas en el proceso de construcción de la ciudad. Una reflexión y análisis cuyo método ha consistido en concretar y seleccionar estratégicamente el conjunto de los problemas de la ciudad en sus diferentes escalas, resolviendo mediante diversas y específicas intervenciones que requiere cada uno de ellos.

Concretas propuestas que nacerán desde su propia viabilidad económica que las puede hacer realidad, y desde el equilibrio entre la rentabilidad productiva y la rentabilidad social que las legitima.

Atendiendo a la naturaleza de los problemas, sus escalas y objetivos, y sus plazos de ejecución, cabe distinguir diferentes áreas de intervención sobre las que se plantean las distintas propuestas del Plan, que a continuación se relacionan según áreas.

 

A.- EN EL TERRITORIO.

Objetivos estratégicos.

1.- Caracterización de Córdoba como enclave articulador entre las regiones interiores y mediterráneas, mediante:

- Fortalecimiento del vínculo con el Eje del Guadalquivir y su valle.

- Potenciación de las conexiones con la Región Central y Mediterránea:

- Región Central (Ciudad Real-Toledo-Madrid).

- Región Mediterránea (Málaga y Albacete-Levante).

- Creación de nuevos Sistemas Técnicos de Infraestructuras complementarios a la infraestructura ferroviaria.

2.- Caracterización de Córdoba como Centro Logístico.

  • Diversificación económica; generación de empleo.
  • Aprovechamiento del potencial de posición y de desarrollo endógeno.

3.- Concentración del desarrollo de la ciudad en torno al eje del Río Guadalquivir.

  • Minimización de costos infraestructurales y de los medioambientales causados por el crecimiento disperso en la Sierra.
  • Potenciación de las sinergias entre actividades.
  • Fortalecimiento del papel central del Casco Antiguo.

Organización Territorial.

1.- El "Eje Logístico" de Levante.

- Articulación de las piezas estructurantes de carácter logístico y productivo.

2.- El Río como argumento vertebrador de la Ciudad Histórica y los nuevos desarrollos urbanos.

- Recuperación ambiental del cauce y su entorno: Parque lineal versus encauzamiento.

- Ciudad Jardín de la Vega.

3.- El Parque Arqueológico de Medina Azahara.

Piezas Estructurantes

1.- Sistema logístico.

  • Nuevos Sistemas Técnicos de Infraestructuras.
  • Polígono de actividades complementarias (oficinas, servicios).
  • Recintos Feriales y Palacio de Congresos.

2.- Area de desarrollo tecnológico.

  • Universidad.
  • Parque empresarial y vivero de empresas de alta tecnología.

 

B.- EN EL SUELO URBANO.

1.- En el ámbito del Conjunto histórico; propuestas encaminadas a su rehabilitación, cualificación y redinamización social y económica.

2.- Sobre el resto del suelo urbano; revisión de Ordenanzas y de actuaciones urbanísticas preexistentes no desarrolladas, y definición de nuevos ámbitos de intervención.

 

C.- EN EL SUELO URBANIZABLE.

1.- Control del proceso de crecimiento:

  • Crecimiento equilibrado espacialmente; consolidación del modelo de crecimiento residencial por Poniente y extensión de la ciudad por Levante hasta conectar con la Universidad.
  • Control formal del crecimiento: Definición de ordenaciones que integran las trazas naturales del territorio ("tramas híbridas"); interrelación campo-ciudad.
  • Diversificación de la oferta tipológica; planteamiento de nuevas alternativas residenciales (tipología de "Ciudad Jardín", etc.).
  • Viabilidad de las propuestas; equilibrio entre las rentabilidades productivas de las actuaciones y las rentabilidades sociales que legitiman las clasificaciones de suelo.
  • Previsión adecuada de infraestructuras, dotaciones y Sistemas Generales.

2.- Los Sectores de Extensión:

2.1.- Nuevas propuestas tipológicas de "vivienda unifamiliar" para las extensiones Residenciales tipo "Ciudad Jardín" que se plantean en Levante y Poniente, con dos modelos en esta última zona: Poniente Norte y Poniente Sur.

2.2.- Propuesta de "vivienda plurifamiliar" de alta intensidad que se concentra principalmente en el sector central de Poniente y en el sector situado a occidente del área del tablero Bajo, consolidando el modelo de crecimiento residencial heredado del planeamiento anterior.

2.3.- Contención y sellado del crecimiento residencial por el Norte (Sierra) y Sur de la ciudad (Fray Albino y Cordel de Ecija), en donde se plantean exclusivamente operaciones de relleno o de cierre de discontinuidades con objeto de la consolidación del modelo heredado.

2.4.- Consolidación y y extensión de los sectores industriales actualmente existentes en Levante, Poniente y Sur, potenciando su actividad y garantizando su desarrollo.

 

D.- EL SUELO NO URBANIZABLE.

1.- Nuevos criterios de ordenación.

  • Delimitación de Unidades ambientales de acuerdo al Estudio de Impacto Ambiental.
  • Regulación normativa según la capacidad de acogida de uso de cada Unidad Ambiental.
  • Regulación de nuevas condiciones de edificación, adaptadas a la realidad actual.

2.- Las Parcelaciones ilegales.

  • Elaboración de fichas de parcelaciones y concreción de actuaciones sobre sus ámbitos.
  • Regularización de aquellas parcelaciones cuya situación urbanística y ambiental lo permite.
  • Paralización y erradicación de aquellas parcelaciones que están produciendo graves impactos ambientales, paisajísticos, etc..

3.- Adecuación del Plan General al Planeamiento de rango supramunicipal.

  • Plan Especial de protección del Medio Físico.
  • Normas subsidiarias de planeamiento municipal y complementarias en Suelo No Urbanizable.
  • Determinaciones de la legislación sectorial aplicable al Medio Rural y Natural.

4.- Regulación normativa para intervenir positivamente en el suelo rústico: Propuesta de actuaciones singulares de regeneración ambiental y paisajística y desarrollo de planes especiales con dichos fines.

 

E.- EN NUCLEOS DE PEDANIAS Y ENTIDAD LOCAL MENOR.

La fuerte apuesta de nucleización de las Pedanías, con objeto de la estructuración del territorio del término municipal, mediante:

  • Operaciones de mejora de estructura urbana..
  • Dimensionamiento de las extensiones de los núcleos adecuado al objetivo pretendido; generación de modelos de implantación residencial, y de tipos arquitectónicos, alternativos a las parcelaciones ilegales (canalización de la demanda).