Urbanismo

Si tradicionalmente la definición básica del Urbanismo como la planificación y desarrollo de la ciudad y alrededores en un contexto social, económico, político y medioambientalmente sostenible, obedece a un concepto expansivo y desarrollista, la actual situación obliga a un urbanismo reflexivo, que no aspira al consumo de suelo, sino que tiene un carácter introspectivo, cuya finalidad es la colmatación y compactación de la ciudad existente y la urbanización de sus fragmentos inacabados.

Se trata de un urbanismo de rehabilitación, de cirugía urbana con profunda aspiración de servicio público, donde el referente vuelve a ser el ciudadano y su continua mejora de la calidad de vida.

En este contexto se enmarcan las recientes novedades normativas que abren un nuevo horizonte en la regularización de las parcelaciones y de las edificaciones en suelo no urbanizable, permitiendo clarificar el marco jurídico de las edificaciones existentes y el acceso a los servicios básicos, así como un control de la ciudad consolidada mediante la adecuada inspección técnica de los edificios.

Las notas características del nuevo urbanismo deben ser la creatividad e imaginación para hacer frente a la puesta en carga de suelo urbanizado existente en una situación de crisis financiera y a la puesta en valor de las infraestructuras y dotaciones en muchos casos infrautilizadas o inejecutadas.