- Buen estado: cuando las condiciones de seguridad y salubridad son suficientes para el uso al que se dedica el edificio, incluso cuando sus revestimientos y acabados necesiten labores de mantenimiento.
- Deficiente: se utiliza en aquellos edificios en los que las condiciones de seguridad y salubridad no son adecuadas para permitir su normal uso.
- Muy malo: las condiciones de seguridad y salubridad impiden el uso normal del edificio sin riesgo para sus ocupantes.