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Martes, 21 Abril 2009 12:30

2.1.3. LA CARACTERIZACIÓN HIDROGRÁFICA E HIDROLÓGICA

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2.1.3.1. RED DE DRENAJE.

La principal arteria de la zona es el río Guadalquivir, en su curso medio, pero además existen afluentes importantes por su margen derecho, correspondientes a la Sierra como el río Guadiato, el Guadalmellato y otros arroyos menores. En su margen izquierda está el río Guadajoz como principal afluente y otros arroyos con un régimen más estacional.

Ninguna de los ríos importantes posee cuencas completas dentro de la zona de estudio, solamente los arroyos y torrentes menores poseen subcuencas dentro del término municipal.

Se pueden establecer dos tipologías entre las redes de drenaje en lo que se refieren a sus aspectos relativos a la geología y el relieve: la red de la Sierra y la red de la Campiña.

La red de la Sierra es relativamente densa, condicionada de carácter torrencial, muy incisiva, generadora de relieve con excavación continua en barrancos y torrentes sobre los duros materiales sobre los que actúa. El drenaje es bueno, con caudales considerables y suaves máximos estacionales. Este drenaje se ve favorecido por las elevadas pendientes existentes en amplias zonas de la Sierra. Al contacto con la Vega, la potencia erosiva y carácter torrencial de la red se ve disminuida por el brusco cambio de pendiente, siendo entonces más frecuente un régimen deposicional de sedimentos y un menor desarrollo de ramificaciones secundarias, dando lugar a cursos longitudinales que terminan en el Guadalquivir o en los subálveos de la Vega.

La red de la Campiña es menor densa y pierde el carácter de torrencial, aunque no del todo su potencial erosivo y de transporte, ya que al discurrir por unos materiales blandos y con muy escasa capacidad de retención de agua y en caso de fuertes precipitaciones aparecen fuertes caudales, con elevado potencial de transporte y sedimentación, sobre todo de la fracción limosa y arcillosa. La efectividad del drenaje se considera aceptable con máximos estacionales muy marcados. El río Guadajoz posee gran cantidad de arroyos afluentes que drenan la Campiña, por lo que su régimen es reflejo del funcionamiento de la red, con los consiguientes procesos de dinámica fluvial.

2.1.3.2. PERMEABILIDAD.

Para la estimación de la permeabilidad se pueden establecer tres tipos de valores en los terrenos del término municipal: zonas con materiales permeables, con materiales semipermeables y zonas cuyos materiales se consideran impermeables.

A/. Terrenos permeables.

Corresponden a los aluviales, ya sean de los pequeños arroyos existentes en la Campiña, así como la Vega de los ríos Guadajoz y Guadalquivir, siendo ésta última la zona más extensa. Los materiales con mayor fracción arenosa poseen una permeabilidad más elevada, aunque existe un alto contenido en arcillas que disminuye la permeabilidad de estos sedimentos cuando los consideramos en su conjunto. Por tanto, aún cuando estos aluviales se consideran permeables la transmisividad o velocidad de propagación del agua dentro del sedimento no es muy elevado. Son zonas con acuíferos en formaciones permeables por porosidad intergranular.

En algunas áreas de la Sierra, muy pequeñas y de díficil localización existe una permeabilidad por fisuras y fracturación que afecta sobre todo a calizas y pizarras. No se han representado estas áreas en el mapa, recogiéndolas dentro de las zonas de recarga, puesto que su funcionamiento en grande se considera semipermeable. Sin embargo su detección es posible al observar las condiciones de drenaje de ciertas áreas de la Sierra (drenaje muy activo por pereolación a través de fisuras).

B/. Terrenos semipermeables.

Corresponden a materiales con distintas litologías, entre las que se encuentran los distintos depósitos de niveles de terraza, una franja de coluviones de la Vega del Guadalquivir, la serie caliza del Mioceno y algunas zonas de calizas cámbricas y otros materiales alterados de la zona de la Sierra.

El carácter de semipermeables de estos materiales es debido a su comportamiento en grandes, aunque puntualmente existen pequeñas áreas, como antes se ha comentado, muy permeables junto a otras impermeables. Las características litológicas, estructurales y tectónicas afectan tanto positiva como negativamente en el valor de la permeabilidad. En la zona de la Sierra éstas últimas (fracturación, fisuras, fallas) favorecen un aumento de la permeabilidad en materiales poco aptos, mientras que en la Vega y la Campiña, las distintas litología, y su disposición (alternancia de destratos permeables a impermeables) son las responsables de este carácter.

En estos terrenos se pueden encontrar acuíferos aislados, generalmente poco extensos y de caudal variable, puesto que son áreas de recarga que dependen sobre todo de las precipitaciones.

C/. Terrenos impermeables.

Corresponden a la mayor parte de la Campiña (margas azules, arcillas) y de la Sierra (Granitos, esquistos, etc). Al igual que en los casos anteriores este carácter hay que entenderlo considerándolo en grande, puesto que tanto en la Sierra como en la Campiña existe una capa superficial alterada que establece unas condiciones especiales en la dinámica del agua.

Por ejemplo, en la Sierra la capa superficial alterada de muy poca profundidad recoge el agua que percola y la drena rápidamente en la red de barrancos que allí existe, dando lugar a suelos poco desarrollados.

En la Campiña, debido a la litología existente (arcillas con alta porosidad) aparece un suelo muy desarrollado que recoge bastante cantidad de agua, pero en este caso la retiene. Sólo en las zonas con mayor contenido en arenas aparecen manantiales y pozos de mínimo caudal.

2.1.3.3. FORMAS DE DRENAJE.

A/. Drenaje favorable.

En la zona de la Sierra el drenaje se considera favorable por escorrentía superficial muy activa. En las zonas en donde el escaso valor de la pendiente no favorece el desarrollo en la red fluvial el drenaje se considera aceptable, produciéndose ésta de manera mixta, mediante escorrentía y percolación.

En la Vega y la Campiña, el drenaje no es muy favorable.

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B/. Drenaje aceptable.

Se localiza en las zonas planas de la Sierra, con poco desarrollo en la red fluvial y con materiales que poseen una permeabilidad de tipo medio. Son los terrenos arcósicos y arenosos, alteración de los granitos, en donde el saneamiento de los terrenos es de tipo medio.

En la Vega, la mayor parte de ella posee un drenaje aceptable, exceptuando la franja próxima al curso del río, que al estar empapada no permite el saneamiento. En la banda próxima a la Sierra el drenaje es aceptable por escorrentía poco activa, y en zonas en donde la litología lo permite es aceptable por percolación natural. En este último caso se pueden incluir todos los niveles de terraza, incluso los situados en la Campiña.

En la Campiña sólo existe drenaje aceptable en los depósitos pliocenos tipo raza que existen al SE del término municipal.

C/. Drenaje deficiente.

En la Sierra prácticamente no hay zonas con drenaje deficiente. En la Vega, la franja ocupada por el cauce del río, tanto el Guadalquivir como el Guadajoz, poseen drenaje deficiente por existir agua a muy poca profundidad, en superficie se puede mostrar el drenaje como aceptabe.

En la Campiña el drenaje se considera deficiente, por la escasa percolación y la escorrentía poco activa.

2.1.3.4.- TIPOS DE ACUIFEROS.

Se establecen de modo genérico tres tipos de acuíferos que se pueden encontrar en los terrenos del término municipal. Su delimitación y características dependen del tipo de formaciones rocosas en que se encuentran así como de sus zonas de recarga. Estos tipos se describen a continuación.

A/. Acuíferos libres-aluviales (L).

Son acuíferos superficiales, normalmente en estrecha relación con la red fluvial, ocupan los terrenos más bajos, aluviales y terrazas bajas, el agua está a poca profundidad y la recarga se efectúa fundamentalmente por el propio subálveo del río, y en menor medida por precipitaciones. Es el tipo de acuífero más extenso es importante, por su abundancia y la disponibilidad de agua que ofrece. Prácticamente toda la Vega del Guadajoz y buena parte de la red del Guadalquivir, así como los aluviales de la red fluvial secundaria se pueden incluir dentro de este tipo.

B/. Acuíferos por fisuración – fracturación (F).

Este tipo hace referencia sobre todo a los posibles acuíferos que se localizarían en las formaciones clacáreas del Mioceno, que aunque escasamente tectonizadas sí presentan fisuras y grietas que junto con la elevada porosidad que poseen las hacen potencialmente adecuadas para contener aguas subterráneas.

Su disposición y su extensión no las hacen adecuadas para poseer grandes caudales; la recarga se efectúa en su mayor parte por precipitaciones y sólo al oeste de Córdoba, una amplia franja se recarga en parte por los arroyos que drenan la Sierra.

C/. Zonas de recarga (R).

En la mayoría de los casos estas zonas de recarga poseen acuíferos aunque en sí mismos poco importantes, la mayor parte de las veces el agua contenida en estos terrenos recarga acuíferos situados a mayor profundidad. Tal es el caso de los niveles de terraza que percolan el agua hacia el acuífero libre del río, situado a niveles más bajos, o simplemente drenan el agua por la red de escorrentía o hacia acuíferos profundos.

Las zonas de recarga están muy extendidas por todo el término municipal y corresponden a materiales del tipo permeables o semipermeables que tienen un drenaje activo por percolación.

D/. Zonas sin acuíferos (I).

La mayor parte de la Campiña y la Sierra, que son zonas impermeables, no poseen prácticamente acuíferos, aunque pueden existir algún acuífero aislado, especialmente en la Sierra, de tipo puntual y de caudal variable.

2.1.3.5. VULNERABILIDAD A LA CONTAMINACIÓN DE ACUIFEROS.

Para la estimación de la vulnerabilidad a la contaminación de acuíferos y por extensión de las aguas subterráneas se han tenido en cuenta una serie de factores que en este caso son:

• factores hidrográficos.

• factores geológicos.

• factores topográficos.

• factores de suelo.

• factores de vegetación.

En el estudio se han considerado como más importantes los tres primeros, mientras que la influencia del suelo y la vegetación se puede considerar que aparece implícita en la permeabilidad y capacidad de retención de agua de un terreno respectivamente.

En general se puede decir que la vulnerabilidad a la contaminación de las aguas subterráneas crece con la permeabilidad y altura del nivel freético y decrece con la pendiente y profundidad de la roca madre.

La permeabilidad del suelo viene definida como la «capacidad de un suelo para dejar fluir, o trasmitir, agua o aire a través de su espesor» En este sentido, la permeabilidad del suelo depende de su textura, estructura, grado de compactación, contenido en materia orgánica, porosidad, etc., es decir, características que determinan el tamaño de los poros y su capilaridad. (CEOTMA 1984, pág. 189)[4].

La importancia de la consideración de este factor radica en la determinación del potencial del suelo para actividades tales como la instalación de fosas sépticas o vertederos (riesgo de filtración de lixiviados o contaminantes hacia capas freáticas), respuesta a drenajes, etc.

Si a este factor se una una red de drenaje poco densa, presencia contrastada de acuíferos y cercanía o presencia de zonas emisoras de productos contaminantes, esta estimación se ve reforzada.

A al vista de toda la información contenida en este apartado de hidrogeología y en los anteriores se puede considerar la vulnerabilidad a la contaminación de las aguas subterráneas de cada uno de los tipos de acuíferos que figuran en el punto anterior como:

Muy vulnerables – Acuíferos libres, aluviales. (L)

Vulnerables – Acuíferos por fisuración. (F)

Vulnerables – Zonas de recarga. (R)

Poco vulnerables – Zonas impermeables. (I)

A/. Zonas muy vulnerables (L).

Corresponden a las zonas con acuíferos libres–aluviales, antes descritos. En estas zonas la velocidad de propagación de los posibles agentes contamiantes es alta, la persistencia es baja y su eliminación presenta dificultad.

Se puede considerar a toda la Vega del Guadajoz y buena parte de la red del Guadalquivir, así como los aluviales de la red fluvial secundaria se pueden incluir dentro de este tipo.

B/. Zonas vulnerables ( F y R ).

Se incluyen aquí las áreas con posibles acuíferos por fisuración en calizas y áreas por un lado y por el otro a las zonas de recarga, en ambos casos antes comentadas.

En las calizas fisuradas la velocidad de propagación del contaminante es muy alta, sin embargo su persistencia es muy baja y su eliminación es relativamente sencilla siempre que el origen de los contaminantes no sea debido a vertidos sólidos que comienzan a actuar con las precipitaciones y se introduzcan entre los huecos y fisuras de la roca. En este caso a estas zonas se las debe considerar de especial protección.

En las zonas de recarga, compuestas principalmente por áreas, conglomerados, calizas porosas, depósitos de terraza algo cementados, etc, la velocidad de propagación del contaminante oscila de media a lata, al persistencia es sin embargo alta, su eliminación es díficil. Son zonas de protección y control.

Su disposición y su extensión no las hacen adecuadas para poseer grandes caudales; la recarga se efectúa en su mayor parte por precipitaciones y sólo al oeste de Córdoba, una amplia franja se recarga en parte por los arroyos que drenan la Sierra.

Las zonas de recarga están muy extendidas por todo el término municipal y corresponden a materiales del tipo permeables o semipermeables que tienen un drenaje activo por percolación.

C/. Zonas poco vulnerables (I).

Se incluyen en este punto los terrenos considerados como impermeables y prácticamente sin acuíferos. Su composición es tal que la contaminación afecta principalmente a las aguas más superficiales y muy localmente a los acuíferos.

En los terrenos margosos y arcillosos la velocidad de propagación de los agentes contaminantes es muy baja, por el contrario su persistencia es muy alta. La contaminación afecta solamente en los puntos en donde estén situados los focos emisores, sin que se transmitan por el terreno hasta los posibles acuíferos los agentes contaminantes. En este caso, el agua superficial, por la red de escorrentía o por precipitaciones es la afectada por la contaminación.

2.1.3.6. MAPA DE VULNERABILIDAD A LA CONTAMINACIÓN DE ACUIFEROS.

Los tipos de acuíferos, así como la vulnerabilidad que presentan a continuación, se recogen en una cartografía a escala 1:25.000 de todo el término municipal. Para una mayor claridad e interpretación del mapa así como para el tratamiento automatizado de la información en el contenida, se ha hecho corresponder los distintos tipos de acuíferos con los valores de vulnerabilidad correspondientes, obteniéndose cuatro clases representadas por las letras L, F, R, I, tal y como ya se ha expresado.

La fuente para elaborar la cartografía de riesgos de inundación se han utilizado los datos del estudio realizado por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir sobre dicho río. Aunque no se ha podido disponer de un estudio del resto de ríos y arroyos, de la observación directa histórica, se conoce la existencia de otras zonas inundables de las que hay que destacar diversas zonas de la Vega del río Guadajoz. En ella la zona de mayor riesgo, por la presencia de una urbanización ilegal (La Atalayuela), es la zona de La Huerta Nueva.

Hay que señalar también que en la zona comprendida entre el Puente de la Autovía y el Puente del Ferrocarril la Confederación Hidrográfica ha redactado un proyecto de encauzamiento con el que se prevé la defensa de las zonas inundables para un caudal estimado de 5.850 m. cúbicos por segundo con lo que, una vez ejectuado dicho proyecto, estas zonas no serán inundables para avenidas de hasta dicho caudal máximo. L06br.jpg (8622 bytes)
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