El objetivo de este apartado es la descripción y comentario de la cartografÃa realizada por el equipo de trabajos sobre el paisaje en el término municipal de Córdoba. Consideramos que en análisis del paisaje con todas sus limitaciones metodológicas, es una base imprescindible como indicador de caracterÃsticas subyacentes del medio, y en trabajos integrados como el presente es un factor importante y con requerimientos propios.
Para realizar una cartografÃa paisajÃstica válida del término municipal de Córdoba partimos de tres aspectos descriptivos básicos:
1. Calidad intrÃnseca.
2. Potencial de visualización.
3. Incidencia visual.
Respecto a la calidad intrÃnseca, cuya expresión siempre comporta una caracterización subjetiva, optamos en un intento de trabajar en forma realista por referirnos a las tres macrozonas que configuran el término de Córdoba:
1. Sierra.
2. Vega.
3. Campiña.
Aparte de estas zonas amplias y muy evidentes diferenciamos otras por su interés monumental e histórico-cultural, cauces permanentes (por caracterÃsticas de confort ambiental), pueblos y urbanizaciones, etc. Es decir, intentamos reducir al máximo las posibles unidades que se podrÃan establecer en función del paisaje vegetal, geomorfologÃa, uso del suelo, etc.
Para los aspectos como el potencial de visualización e incidencia visual, pensamos que, si bien claramente caracterizados y distinguibles desde un punto de vista teórico, para los efectos del presente trabajo se pueden considerar en conjunto englobados en un concepto de visibilidad general, ya que en la zona de estudio, el gran colector del valle del Guadalquivir orienta de forma determinante las perspectivas visuales en el área de trabajo y al ser un corredor altamente humanizado unifica ambos conceptos (recÃprocos de partida y diferentes en el sentido de que la incidencia visual hace hincapié en la visibilidad desde núcleos habitados y vÃas de comunicación).
Como método de trabajo en este tema partimos de la consideraciones de las cuencas visuales, muy relacionadas con las hidrográficas. Tomando las cuencas como unidades de visibilidad independientes y más o menos cerradas entre sÃ, establecemos zonas de visibilidad similar teniendo en cuenta que el tamaño de la cuenca actúa como un coeficiente corrector para asemejar o diferenciar zonas dadas. Partimos de un transparente, calco del relieve y red hidrográfica curvas maestras, equidistancia 100 metros en 1:50.000 -del conjunto del término y periferia exterior al mismo. Sobre éste hacemos zonas de visibilidad a partir de las divisorias de aguas, bordes de valle y puntos sobresalientes (el corte adjunto sirve para ejemplificar el método). Este mapa previo sirve para obtener una idea de conjunto de todo el Término. A continuación en el campo, se comprueban y ajustan los lÃmites y clases a considerar. Sobre la cartografÃa a 1:25.000 se delimitan las zonas obtenidas ajustando los lÃmites a la escala definitiva. Se intenta pues una aproximación lo más objetiva posible al problema de la visibilidad de la zona de trabajo. La consecuencia es que zonas con alta visibilidad deben ser más valoradas por su capacidad de vistas (otro problema es si el panorama desde ellas se puede juzgar más o menos valioso) asà como deber tenerse en cuenta su mayor fragilidad frente a actuaciones agresivas ya que se pueden ver desde amplias zonas del territorio. Para zonas de baja visibilidad estos factores disminuirán en importancia.
En resumen el método de trabajo supone la adición en la cartografÃa de 2 tipos de consideraciones:
1. CartografÃa de unidades de paisaje con peculiaridades propias.
2.
3. CartografÃa de unidades homogéneas de visibilidad que modulan y matizan la consideración de las unidades de paisaje establecidas.
La delimitación de estas zonas y los criterios utilizados se describirán junto a al comentario de las zonas cartografiadas. En conjunto hemos intentado describir el término en función de conjuntos de arcas con un "comportamiento" visual semejante y para las que una valoración y recomendaciones de gestión dadas tengan un sentido útil.
2.1.7.2. DESCRIPCIÓN GENERAL DEL TERMINO DESDE EL PUNTO DE VISTA PAISAJISTICO.
De acuerdo con el apartado anterior vamos a describir someramente la zona de trabajo desde dos puntos de vista complementarios: lo que se podrÃa llamar paisaje -en sÃ- (calidad intrÃnseca consiguiente) resultado de la percepción del conjunto complejo de factores interrelacionados entre sÃ: materiales geológicos y morfologÃa de los mismos, suelos, acción del clima, vegetación, fauna, utilización humana, etc., y que corresponde a un estado particular de la evolución secular del sistema. Un aspecto relacionado con este conjunto tiene suficiente fuerza para ser considerado por separado la capacidad de ver una determinada extensión de terreno (potencial de vistas) la posibilidad de ser visto desde una zona equivalente con especial referencia a ciudades, vÃas de comunicación, etc. (incidencia visual). Estos aspectos se pueden unificaren un concepto de visibilidad general desde hacia un punto y que vendrá determinada por el relieve general y disposición relativa de elevaciones y depresiones en el terreno. VeÃamos que el concepto de cuencas visuales nos ayuda a aproximarnos al problema de su estudio y delimitación. Su importancia es evidente al aumentar el valor y fragilidad de puntos o zonas muy visibles y disminuir en consecuencia para zonas más ocultas.
La Sierra corresponde a los relieves de Sierra Morena en la parte Norte del término y morfológicamente nos interesa destacar su caÃda hacia el valle del Guadalquivir que presenta un talud caracterÃstico en la parte oeste del Término desde unas cotas máximas superiores que varÃan de 300 a 700 m de oeste a este. Una zona de caÃda más tendida es la que rodea a la carretera que sube a Cerro Muriano debajo de las cotas máximas (700 m). Hacia el este, éste patrón se modifica parcialmente. En conjunto desde el valle del Guadalquivir se percibe como un muro al que nos cierra la vista hacia el norte y donde aparecen algunas zonas de elevado interés histórico-monumental (Medina Azahara, Monasterio de los Jerónimos, Las Ermitas) perfectamente integradas en el paisaje Esta caÃda de la sierra es una zona frágil desde el punto de vista paisajÃstico, incrementándose este factor con la altura y pendiente y alcanzando su punto máximo en la zona de cumbres que da lugar a un efecto de ruptura con el horizonte de máxima fragilidad. De esta zona bajan al Valle del Guadalquivir numerosos arroyos (El Guarromán al oeste serÃa el más importante) y es cortada por el Guadalmellato al este en su salida al valle.
Tras esta barrera y en el interior de la sierra alternan zonas onduladas con pequeñas mesetas (utilizadas como dehesas) y zonas abruptas con cauces muy encajados que corresponden a la cuenca del Guadiato. El Guadalmellato en el Término presenta un curso más suave. El paisaje vegetal que se aprecia corresponde a dehesas más o menos aclaradas, olivares, manchas de monte y matorral, repoblaciones de resinosas y vegetación de ribera. Hemos creÃdo que tendrÃa sentido diferenciar en la sierra en este sentido la parte occidental de la oriental. En ésta aparece la vegetación origina menos conservada desde un punto de vista climácico y el cultivo del olivo, a veces en pendientes muy acusadas le confiere un aspecto peculiar. En conjunto la Sierra se configura como un espacio con un uso tradicional extensivo, bastante bien conservado y cuya gestión adecuada se hace muy necesaria ante el aumento de la demanda recreativa urbana de Córdoba. Un caso claro son las urbanizaciones que están proliferando con los consiguientes problemas.
La Vega del Guadalquivir es un mosaico de cultivos y otros aprovechamientos en la planicie aluvial del Guadalquivir. Se trata de un paisaje productivo, diverso y de gran belleza en el que se enclava la ciudad de Córdoba que con sus caracterÃsticas de alta densidad de urbanización rompe en cierta medida el esquema de conjunto. Al tratarse de una zona llana y por su carácter de mosaico presenta una cierta capacidad de absorción ante impactos como podrÃa ser un cierto nivel de edificación dispersa pero no asà ante la expansión urbana de Córdoba que tiene lugar en ella. El Guadalquivir con su orla de vegetación de ribera representa un foco de atracción desgraciadamente malogrado por los altos niveles de contaminación del rÃo.
Al Sur nos encontramos con un talud que corresponde a las colinas de margas y arcillas de la Campiña y que cierra, paralelamente a la Sierra al norte aunque de forma lógicamente no tan pronunciada, la visibilidad desde el corredor del valle. La Campiña es una gran extensión de colinas y lomas muy homogénea y en la que sólo las mayores elevaciones ganan en visibilidad sobre el patrón de conjunto. Los valles afluentes hacia el Guadalquivir conservan la vista de parte de la Sierra en una tÃpica "vista progresivamente encajada", situación opuesta a la Sierra donde al entrar en un valle (Guarromán..) se pierde rápidamente la perspectiva sobre el Guadalquivir. La vega del Guadajoz constituye un eje interesante de destacar en el conjunto de la Campiña que presenta una dedicación productiva y una apariencia (en especial en verano) poco acogedora y carente de elementos pintorescos. Sin embargo tiene una belleza caracterÃstica pero que no parece en absoluto susceptible de explotarse bajo un prisma recreativo.
2.1.7.3. ZONAS CARTOGAFIADAS. COMENTARIO DE LAS MISMAS.
De acuerdo con la descripción anterior consideramos las unidades que se detallan a continuación. La delimitación de las tres macrozonas se ha hecho por Fotointerpretación en el vuelo del Termino a escala 1:25.000 considerando criterios de uso (parcelación, tipo de cultivos, etc.) y pendientes.
A/. SIERRA.
ZONAS (Criterio: visibilidad general y diferenciación sectores interiores de la Sierra Este y Oeste por el paisaje vegetal).
a) CaÃda de la Sierra hacia el valle del Guadalquivir (1).
La ZONA BAJA constituye una banda que va, en general, desde el lÃmite con la Vega hasta una cota de 300 m. Responde a un intento de diferenciar en la caÃda de la sierra dos zonas en el gradiente de creciente visibilidad al ganar altura. El lÃmite señalado se ha establecido empÃricamente y pensamos que separa aproximadamente una zona baja de menor visibilidad y una alta con un gran potencial de vistas y más frágil.
Por su parte, la ZONA ALTA, que se extiende desde los 300 metros hasta unos 20 metros por debajo de la lÃnea de cumbres, permite las siguientes consideraciones: su lÃmite de 300 metros sube en los valles ya que en estos se cierra la visión más que en las zonas prominentes. Las perspectivas sobre la Vega y campiña son impresionantes, y es una zona de miradores ya clásica.
b) LÃnea de cumbres (ruptura con el horizonte) (2).
Supone el punto culminante en el gradiente de visibilidad creciente del frente de la sierra hacia el sur. Es una banda por consiguiente de fragilidad máxima. El carácter de ruptura con el horizonte está establecido fundamentalmente desde la zona de vega. Es importante en esta zona el hecho de acceder a vistas hacia la vega y hacia el interior de la sierra desde un mismo punto o puntos muy próximos.
c) CaÃda tendida, subida a Cerro Muriano (3).
La ZONA BAJA, entendida como el conjunto formado por la caÃda tendida que rodea a la carretera que sube a Cerro Muriano a partir de la zona del Brillante al oeste constituye una zona que se aparta de la morfologÃa general del frente de sierra configurando un pattern caracterÃstico a base de valles paralelos que bajan hacia el valle en forma suave. Este morfologÃa tendrÃa una capacidad de acogida ante impactos relativamente alta desde el punto de vista paisajÃstico. Por otra parte como zona de mayor confort climático relativo ha sido urbanizada en su parte más próxima a Córdoba - capital. Creemos que la expansión de Córdoba podrÃa tener lugar de forma racional hacia esta zona y en concreto hacia esta zona baja limitada por la cota de los 200 m. (cota del embalse de Guadalmellato, que proporciona el agua para usos urbanos de Córdoba, y por tanto no se pondrÃa grandes problemas de infraestructuras en este aspecto).
La ZONA ALTA se limita al resto de la zona comentada, alcanzando cotas de hasta 500 metros en razón de la caÃda más suave que disminuye la visibilidad relativa. TendrÃa una relativa capacidad de acogida de impactos que aumentarÃa con un estudio cuidadoso de localizaciones.
d) Zonas de alta visibilidad dentro de la Sierra (4).
Aquà podrÃamos diferenciar entre un sector este y otro oeste según criterios relacionados con la conservación del paisaje vegetal. El lÃmite se establece de forma tentativa en la zona de Cerro Muriano. Las zonas de alta visibilidad dentro de la sierra son aquellas en que por razón de la disposición topográfica, pendientes relativas y alturas se dan las condiciones de mayor visibilidad respecto al conjunto. Serán pues en tramos determinados las que continúan hacia el interior a la lÃnea de ruptura con el horizonte, cerros y cimas destacados (Cerro Alcornocal, Alto de las Cabreras, etc...) y zonas altas de las paredes en cauces encajados como en el caso del Guadiato. Al estar situadas en una macrozona de alto interés paisajÃstico por razones de conservación y diversidad serán zonas a proteger de forma especial.
Al OESTE encontramos espacios ondulados y mesetas ocupadas por dehesas fundamentalmente. En ellas el incremento en altura de pocos metros puede conducir a incrementos fuertes y desproporcionados en la visión que se puede alcanzar. Este factor debe ser tomado en cuenta a la hora de localizar actuaciones como son las urbanizaciones. Santa MarÃa de Trassierra y su orla urbanizada asà como otras de las zonas de segunda residencia se hallan situadas en este tipo de zonas lo que disminuye parcialmente los impactos ocasionados.
El denominado sector ESTE se caracteriza por una mayor presencia de cultivos arbóreos extensivos (olivares) y menor grado de conservación de la cubierta vegetal. Respecto a su delimitación en el caso de las zonas de alta visibilidad se han seguido los mismos criterios que para las zonas equivalentes en el sector Oeste utilizando para su lÃmite las rupturas de pendiente fundamentalmente. Destacan los cerros y elevaciones (Cerros del Pastor, Clavellina, del Lobo, Espolón del Gayo, etc...) y zonas altas de cauces encajados (como el arroyo del Guadalbarbo).
e) Zonas de media visibilidad dentro de la Sierra (5).
Son zonas onduladas y mesetas ocupadas por dehesas fundamentalmente. En ellas el incremento en altura de pocos metros puede conducir a incrementos fuertes y desproporcionados en la visión que se puede alcanzar. Este factor debe ser tomado en cuenta a la hora de localizar actuaciones como son las urbanizaciones. Santa MarÃa de Trassierra y su orla urbanizada asà como otras de las zonas de segunda residencia se hallan situadas en este tipo de zonas lo que disminuye parcialmente los impactos ocasionados.
f) Valles encajados (zona baja del Guadiato, Guarromán, Guadalbarbo y tramos del Guadalmellato, etc.)(6).
Son zonas de visibilidad caracterÃstica "encajada" correspondiente al fondo de valles y zonas periféricas a los cauces. Se pueden considerar de baja visibilidad pero este criterio se suma a su valor intrÃnseco de zonas recogidas y con un confort ambiental (muy importante en el estilo cordobés) relativamente alto propiciado por las sombras y la mayor humedad ambiental.
B/. VEGA.
ZONAS (Criterio: paisaje intrÃnseco):
a) Vega, mosaico de cultivos y aprovechamientos (7).
La Vega del Guadalquivir es una zona llana, diversa desde un punto de vista paisajÃstico y con un gran potencial productivo. En peligro por el uso urbano del suelo como ocurre en otras semejantes en nuestro paÃs. Capacidad de integrar impactos hasta cierto punto pero no de absorber volúmenes elevados de edificación.
b) RÃo Guadalquivir y entorno (8).
Aunque cartográficamente se ha unificado el entorno del RÃo Guadalquivir con el resto de los cauces y arroyos permanentes, creemos útil mencionar dentro de la Vega el rÃo y su entorno de vegetación de ribera como un elemental lineal y concreto que vertebra el paisaje de la Vega. La regeneración del rÃo es un requisito necesario para su utilización recreativa tradicional en Córdoba.
C/. CAMPIÑA.
ZONAS (Criterio: visibilidad general y paisaje intrÃnseco para la vega del Guadajoz).
a) Talud hacia el Valle del Guadalquivir (9).
Cierra la vista desde la vega hacia el sur. CorresponderÃa cierto punto a la zona baja de la caÃda de la sierra alcanzando unas cotas parecidas, unos 300 metros. Desde el lÃmite con la vega la visibilidad sube en un gradiente que alcanza el máximo en lo alto de los cerros y que se "introduce" en los valles afluentes al Guadalquivir.
b) Zonas altas interiores (10).
Se han delimitado una serie de elevaciones sobre el patrón general de colinas que constituye la Campiña. Un ejemplo claro lo serÃan los tramos finales de la Cuesta del Espino (carretera a Málaga y Sevilla) que tienen un gran potencial de vistas sobre la vega y la sierra al Norte y pudiendo alcanzarse -divisar Sierra Nevada al Sudeste. Hemos considerado la cota inferior de 300 metros como lÃmite empÃrico para estas zonas y existe una coincidencia entre las mismas y la toponimia de los cerros locales (coincidirÃa pues con la percepción tradicional de las mismas): Loma de Villaverde, Cerro de los Abades, Cerro del Torcal, Cerro de Tomillares, Cerro de los Alamillos, Cerro de Valdepeñas, Loma del Genovés, Mesa de la Alamedilla, etc. Hacia el Este el sistema de colinas va ganando altura y hacemos subir el lÃmite en las vaguadas más estrechas de los cerros. Su carácter de elevación relativa sobre el conjunto nos permite diferenciar estas zonas del patrón general.
c) Vega del Guadajoz (11).
Distinguimos en la Campiña la Vega que rodea la Guadajoz como una unidad aparte. El diferente patrón de los terrenos de cultivo, la concentración de las comunicaciones (carretera, ferrocarril) y otras actividades y consideraciones geomorfológicas nos sirven para identificarla.
d) Resto dc la Campiña (12).
La Campiña es, no cabe duda, un conjunto muy homogéneo desde muchos de vista incluyendo el paisajÃstico. Esta zona incluye las que quedan fuera de las ya señaladas y corresponde al concepto más generalizado de la Campiña. La visibilidad es muy peculiar por el relieve alomado. Por otra parte, no se prevén actuaciones impactantes sobre la misma.
D/. COMENTARIO GENERAL PARA EL CONJUNTO DEL TERMINO.
ZONAS (Varios criterios):
a) Zonas urbanizadas e histórico-culturales excluyendo Córdoba (13).
Distinguimos las concentraciones urbanizadas más notorias desde un punto de vista paisajÃstico en la Sierra y la Vega. Este uso especÃfico del territorio nos parece suficientemente determinante de un cambio en la calidad paisajÃstica de la zona en que se enclaven. Al prescindir del análisis del Medio FÃsico de Córdoba (capital) y otros núcleos, estas zonas quedan a veces como orlas que rodean a estos núcleos y que nosotros consideramos representativas del efecto mencionado.
En cuanto a zonas histórico-culturales, Hemos destacado una zonas que han quedado expuestas en el mapa de patrimonio histórico y cultural que consideramos bastantes importantes, destacando entre ellos el conjunto Medina-Azahara-Monasterio de los Jerónimos y la zona de las Ermitas. Por su carácter e integración con el paisaje nos parecen puntos sobresalientes.
b) Cauces de rÃos y arroyos permanentes en Sierra, Vega y Campiña.
Incluimos aquà los cauces, total o parcialmente, de los siguientes rÃos y arroyos Cuadiato, Guarromán, Arroyo Pedroches, Arroyo Rabanales, Guadalmellato y Guadajoz. El criterio es la presencia, en condiciones climatológicas normales, de cauces de agua permanentes que propician un incremento del confort ambiental (en verano) y un alto grado de diversidad paisajÃstica a través de las peculiaridades de los fondos de valle, presencia de cortejos de vegetación de rivera, etc. Tales cauces son siempre atractivos desde muchos puntos de vista y son puntos favorables para actividades tales como excursionismo, baño, "peroles", etc. Al recoger en cauce y cortejo de vegetación adyacente se trata de zonas lineales a la escala considerada.